lunes, 1 de mayo de 2023

El bote 2

 El bote 2

Mami era mi abuela. Me crié con ella. No quería que la llamara en ninguna de las formas que indicaban su vejez. De hecho nunca se sintió anciana. Cuando le hubiera correspondido serlo su cerebro le envió de vuelta. Enfermó, dicen que de olvido.

Cada día voy a su lado. No sabe que mamá murió. No lo soportaría.

Peina y trenza mi pelo. Sus ojos brillan. Pongo música en alto para que oiga la selección que escucho.

Me gustaría poder preguntar por ese bote extraño. Intento sacarlo de casa y llevarlo para que lo vea, pero no puedo. Se ha anclado al lado de la planta y no hay manera. Le hice una foto, pero mami no quiere saber nada de lo que sea mirar la pantalla, de mi móvil o iPad. Sólo quiere bailar. 

No es capaz de ponerse en pie. La manejo en la silla de ruedas y tenemos ese momento especial.

Mi hermana no entra conmigo, cuando vamos a verla. Dicen las cuidadoras que es mejor que no se encuentren, porque se altera. No sé qué mueve su mente. Tampoco parece importarle mucho a Lara que mami la rechace, y si le molesta lo disimula muy bien.

Julio ha venido alguna vez. No parece que lo rechace, pero tampoco lo admite. Sólo me ve a mí.

Dicen que cuenta más el timbre de voz. Cuando llego le llamo. Decirle mami es mi reclamo. Ella me decía que era su tesoro, ahora se lo digo yo. No por decir. Lo es. Me siento feliz a su lado. Las dos horas que estoy son nuestro momento especial. Único. Es un oasis en medio del día. No siempre puedo ir por las tardes. Depende de lo que deba hacer, aunque, si puedo, estamos juntas hasta la hora de su cena, que es al atardecer, cuando el sol busca su ocaso. Tengo suerte de poder ir en metro. Vuelvo callejeando, atesorando sensaciones. Cuando el día alarga es un atardecer muy agradable. En verano es sofocante, tengo que seguir las sombras que me lo alivian. En invierno, cuando el día no lo permite, cojo metro o autobús. Ir en autobús me relaja. Lo cojo cuando veo que puedo sentarme al lado de la ventanilla. Si llueve es muy relajante.

Lara insiste. Dice que si me quedara a vivir con ellos ahorraría. ¡Qué tontería! ¡Ahorrar! ¡¿Para qué?! Como si valiera la pena pensar en mañana. Sólo quiero vivir en presente. Hoy. Ayer duele y mañana… Ni me lo planteo.

Suerte que Julio se puso de mi parte. Entendió que si mamá me había animado a vivir en el apartamento, eso es lo mejor para mí. 

Algunas veces me insultan. Me llaman algo que no voy a reproducir. Mamá y mami me decían que ni siquiera pensara en esos escupitajos que la gente sucia sacaba de su boca.

Mis ojos son rasgados. No hay nadie de mi familia que los tenga así. Dice mi hermano que soy única. Mamá y mami también lo decían.

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